Es un poco cansino encontrar tantos anglicismos en la publicidad que vemos en España, más que nada porque luego se desdeña mucho todo lo británico o yanki de malas maneras. Sin embargo, a la hora de la publicidad, salen los complejos (o los publicistas juegan con esos complejos del subconsciente) y todo lo que suene a inglés, es mejor.
Lo peor es que a la hora de pronunciar, de nuevo nos encontramos con casos de paletismo dentro de entornos tan profesionales (o no) como la publicidad.